sábado, 13 de diciembre de 2008

La Luz de La Luna




Se acabó. Todo se acabó. Llegó el final de un ciclo, bueno y malo, negro y blanco, triste y feliz. Bajo esta hermosa luna, coincidente con un brillo hermoso, fenómeno que no se produce hace 15 años, logré beber el hidromiel del Reporteo.




Soy feliz...




Estoy Contento...




Ahora solo quiero descansar.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Brisa de Primavera


Desde las sombras, emergido de la oscuridad de la noche, he vuelto. Sí, como lo escuchan (o en su defecto leen). Volví. Esta vez no es mi sombra el que habla, sino que yo, El Errante.

El viento sopla, el sol resplandece y los días de mar se acercan. Me queda poco, por fin, para que llegue ese tan ansiado día, el último de clases. No más trabajos sin ton ni son. Se acerca el lapsus en que el estrés rompe el estatus quo, para dar paso al descanso y el relax. Pero ese no es el tema que me inspira a escribir estas líneas, sino que es otro. Esta noche de Meia Lua Inteira quiero hablar de eso que todos necesitan, el amor.

El amor anda revoloteando por los aires primaverales de Santiago. En el parque Uruguay las parejas viven su amor teniendo al Mapocho como telón de fondo. Todo son sonrisas, todo es alegría. Caminando, entre medio de tanto amor, estoy yo. Solo, una vez más. Los años pasan, la Tierra gira y El Errante no tiene ha alguien que le sonría. Por primera vez en mi vida asumo que quiero y necesito sentir eso tan maravilloso.

Cada noche, antes y después de hacer mi plegaría, pienso en mí. Nunca he sentido eso que llaman “amor”. No me refiero a cualquier tipo, ya que los otros los siento, sino que el de pareja. El amor es un forastero, algo tan Errante como yo. Con razón aún no toca mi puerta, porque entre Errantes nos repelemos. Incluso me he llegado a plantear que ese sentimiento es un invento de la humanidad, total ¿por qué todos lo sienten menos yo?. Si no lo conozco, no existe, por lo menos para mí.

¡Ay! Amigos, no sé porque no tengo amor. A lo mejor, simplemente, no tengo corazón y en su reemplazo hay una roca o un trozo de iceberg. Bueno, eso explicaría tanto soponcio raro que de repente me da. A pesar de lo anterior, al igual que el Hombre de Hojalata, quiero un corazón. ¿Alguna vez algún corazón de este mundo latirá por quien les escribe?. Buena pregunta.

Desde niño ha nadie le he gustado. Era gordo, perno, niñito bueno. Ahora he perdido grasa, mucha grasa, de mi cuerpo. ahora soy la sombra de lo que fui. ¡Ja!, también fue una sombra alguna vez, pero eso va para otro día. Mi timidez me impide decirle a alguien lo que siento. En realidad, muy pocas veces he sentido una “atracción” hacia otro. Eso ha sido lo máximo, meras manifestaciones, no muy fuertes, del imán de mi alma. Paradójicamente, conozco muy bien al amor, pero jamás lo he sentido.

Les voy a confesar algo que me sucede. En verdad, no sé “que” quiero. Tengo dudas respecto a mi sexualidad. No sé si soy heterosexual, homosexual o, quizás, soy un asexual. Me han atraído tanto mujeres como hombres. No se qué, cómo y quién soy. “Solo sé que nada sé”, reza el dicho popular. Así soy yo: una amplia gama de interrogantes sin respuesta. Quizás el tiempo las responderá, o quizás no. Nadie lo sabe. Solo me queda esperar a que Dios se acuerde de este hijo Errante suyo, el que también merece amor. Mi corazón quiere latir por alguien. Quiero que alguien me quiera. Quiero ser feliz.